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Daniel Jorajuría es uruguayo y llégó a la Argentina en 1972 por razones políticas. Trabajó en el rubro gastronómico y en los años 80 fundó una agrupación gremial junto a Luis Barrionuevo con el objetivo de recuperar la democracia gremial que había sido afectada por los militares. Trabajó en el sector de afiliaciones y más tarde fue secretario administrativo.
En el año 1995 ingresa a la CTA, Central de Trabajadores Argentinos, y en 1997 conforma la nueva organización gastronómica, separándose de la corriente Barrionuevista. Actualmente coordina organizaciones sindicales y es el responsable político del trabajo organizado de servicio, como el gastronómico y el turismo. Además es abogado egresado de la UBA
- ¿En qué época surge el sindicalismo en Argentina?
- Nació a principios de siglo, con los anarquistas, los socialistas y luego los comunistas, y los inmigrantes que constituyeron las primeras organizaciones sindicales.
- ¿Cuándo surge la CTA y en qué contexto?
-Es muy nueva en todo el proceso obrero argentino. Aparece recién en los ‘90. Antes la organización que abarcaba a los trabajadores era la CGT, y durante el gobierno de Menem, decían que habiendo un gobierno peronista no le iban a poner palos en la rueda, sino que lo iban a ayudar.
En realidad las organizaciones obreras debieran ser autónomas de cualquier gobierno, partido o empresario. Las cuestiones de los trabajadores las decidimos nosotros, entre nosotros, respetando las ideologías, y esa autonomía no debe regalarse a ningún gobierno. En esa década esta herramienta se puso en manos del gobierno, llevando a cabo una política neoliberal de la manera más salvaje. Pero los trabajadores tenían que construir una organización nueva para hacer frente a esto. Era revolucionario, porque nos decían que algo así no se podía hacer, que no se debía crear una nueva herramienta. Nacimos con 128 compañeros en Burzaco y hoy somos más de un millón de afiliados.
La CTA y los gobiernos
- ¿Cuándo se registraron mayor cantidad de reclamos y movilizaciones? ¿Durante los ‘90?
- Yo creo que no. Si uno mira la historia los grandes movimientos se dieron después del ‘45. Es una marcha permanente. Sin duda tras el año 1995, se veía mas clara la claudicación: allí hubo grandes marchas, luchas de la central, y emblemas como la carpa docente de la dignidad, la lucha del Malbrán, todo hacia fines de esa década que continuó con el programa a favor de los excluidos, el frente nacional contra la pobreza, la asamblea PyME y la federación agraria. La historia de la CTA es una historia de resistencia para el quiebre de un modelo de explotación y exclusión de la clase trabajadora en bien de la transformación de la sociedad toda y la distribución de la riqueza. La CTA va a seguir movilizada, dando lucha, aunque tal vez no se vea en los medios tan claramente. Los medios hegemónicos de comunicación en Argentina también son propietarios de grupos económicos, pero esto no se ve. Por eso estamos organizando una comunicación propia, a través de Internet y de la agencia de noticias, para difundir actas, noticias, etc.
- ¿Se consideraron a sí mismos en algún momento de su historia como oficialistas?
-Jamás, aunque se nos tildó de ser amigo de alguno. Lo que nos preocupa no es quien, sino para que gobierna. Cuando asumió la Alianza dijeron que la CTA iba a ser la CGT de ellos, y la Alianza terminó aliada a ella y a corporaciones sindicales y muy alejada de nosotros. El problema es cuando se distancian de nuestros programas de acción y nuestras iniciativas., En algunas cosas no estamos de acuerdo con el gobierno actual, pero no somos opositores, no creemos en eso. Se hicieron cosas, como en el ámbito de los derechos humanos, el proceso a genocidas pero hay falencias en otros aspectos y vamos a empujar para que se hagan cargo, o para hacernos cargo nosotros.
- ¿Qué propuestas nuevas tienen?
- Tenemos un eje fundamental: no se puede resolver la situación sin la participación de los trabajadores, si ellos no encuentran canales de comunicación con el estado y todas sus instituciones. Y también es fundamental la lucha por la libertad y la democracia sindical. Existe una ley del menemismo que garantiza los acuerdos de corporación a corporación, donde los dirigentes sindicales tienen petrificados sus derechos sobre los trabajadores y donde toda organización que surge esta proscripta, como la CTA, sin obtener reconocimiento. No tenemos la misma protección sindical que la CGT, no tenemos participación en los conflictos, no tenemos derecho a huelga.
Ese es el marco de debilidad en que los trabajadores que se organizan terminan despedidos. Hay permanentemente un mensaje de terror al trabajador que intenta agruparse, como parte de un modelo de política que dominó la Argentina por mucho tiempo. Teniendo el poder absoluto de los trabajadores los sindicalistas han modificado sus estatutos para que no cambien los dirigentes, allí no existe democracia que es lo que nosotros pedimos. El trabajador es actualmente como un cliente: te vendo una jubilación, una AFJP, un ART, servicios, etc. Así son los sindicatos actuales.
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Julián Profeta
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