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Represión en la Plaza de Toros Printable Version PRINTABLE VERSION
by Carlos García-Robles, Denmark Feb 15, 2006
Environment , Citizen Journalism , Human Rights   Opinions
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México D.F., 5 de febrero 2006, 60 aniversario de la Plaza de Toros México

Los organizadores, convocantes y participantes de la marcha contra las corridas de toros y las celebraciones del 60 aniversario de la Plaza de Toros México, decidimos reunirnos en el Parque Hundido a la 1:00 PM para agruparnos y organizarnos.

A la convocatoria asistieron amas de casa, señoras con niños, grupo protectores de los animales, punks, ciudadanos convencidos de la causa, entre otros.

Algunos ya tenían mantas preparadas una noche antes o guardadas de anteriores manifestaciones. Otros decidimos armar nuestras pancartas ahí mismo.

Se respiraba un aire festivo de convivencia, celebración y diversidad, ya que no en todos lados se puede llegar a ver un chavo punk moldeando un toro de periódico mojado con una señora de cincuenta y tantos, niños jugando, jóvenes pintando sus caras para el performance y hasta señores paseando a sus perros vestidos para la ocasión. Nos reunimos aproximadamente 250 personas.

Dieron las dos de la tarde, muchos impacientes por salir, tomamos nuestras pancartas, mantas y toros de “a mentis” y nos dirigimos rumbo a Insurgentes para de ahí caminar hacia la Plaza de Toros.

Durante la marcha en la banqueta de la avenida se sentía ya la agresión de algunos automovilistas que gritaban “pónganse a trabajar” o “mejor vean el partido”, pero en general ignorábamos. Para nuestra sorpresa, justo en la esquina de eje 6 e Insurgentes había ya un grupo de granaderos enfilados aparentemente esperando la manifestación.

Inmediatamente al vernos se dirigieron a donde nos encontrábamos y se colocaron justo en frente. La reacción de algunos fue de temor, ya que no esperábamos tal recepción, algunos en este primer encuentro abandonaron la misión, la gran mayoría por inercia doblamos hacia la avenida cerrando la circulación por unos segundos. Los granaderos nos acorralaron y forzaron a que nos subiéramos de nuevo a la banqueta.

Decidimos continuar con nuestro derecho a manifestarnos y regresamos rumbo al sur y doblar a la derecha en la calle de Florida. Este fue nuestro error táctico / estratégico, ya que este es un cruce de solo tres salidas, una a Insurgentes, otra a Holbein y la otra al Parque Hundido. De la nada, los granaderos ya habían bloqueado la salida a Holbein con aproximadamente 50 escudados. Al darnos cuenta y voltear hacia atrás, las otras salidas, Insurgentes y la de parque hundido también estaban bloqueadas por los granaderos. En total, según El Universal, fueron 558 granaderos y 40 patrullas.

¡Estábamos acorralados! Señoras, niños y niñas, punks, “performers”, zanqueros y gente común y corriente encerrados sin salida en una trinchera de cascos azules (no necesariamente por la paz) y escudos transparentes. Atónitos, presenciamos violado claramente nuestro derecho constitucional a manifestarnos y a movilizarnos, siendo que en años anteriores en otras manifestaciones nunca había sucedido tal intolerancia. Ni siquiera habíamos llegado a 4 cuadras de la Plaza.

Nuestra siguiente reacción fue la de comenzar la protesta “formal” y gritar a todo pulmón las consignas tradicionales; “¡asesinos!” “¡toros si, toreros no!” “¡no es arte ni es cultura, es tortura!” entre otras ocurrencias e improvisaciones. Pero éstas no estaban llegando a su objetivo en lo absoluto, solo a los vecinos sorprendidos de tal acontecimiento que estoy seguro, jamás habían visto tantas caras asomadas por las ventanas y balcones. Los “polis” obviamente no dejaban salir a los vecinos que venían en coche o a pié.

Debido a la frustración, muchos comenzaron a reaccionar a la clarísima provocación policial como leones encerrados. Queríamos salir de ahí, tanto para continuar la manifestación como por reacción natural, pero ¿hacia donde?

Discutiendo entre todos lo que teníamos que hacer, decidimos dirigirnos hacia la calle con menor cantidad de “polis” y hacer “bolita”, pero aguantamos para evitar provocaciones.

Una señora de Querétaro, que vino al DF solo para la marcha, sosteniendo su cartulina con frases anti taurinas, se quedó sola dialogando con los 50 y tantos policías tratando de hacerlos caer en razón sobre los motivos de nuestra manifestación. Las caras de los granaderos muy al estilo de “el Fisgón” viendo a la señora con desánimo e indiferencia, callados, solo esperaban las órdenes de su comandante, una escena inolvidable.

Fue en este momento cuando otra señora, un tanto preocupada por su hija, insistió en salir y hasta forzó su camino entre los uniformados. Los granaderos que estaban en esta salida comenzaron a golpear a la señora, esta parte me la perdí, me la contaron, pero esto provocó la rabia de otros y salieron por la fuerza rumbo a Insurgentes. Otros, aprovechando el zafarrancho y confusión, salimos por las otras calles. Los granaderos lograron acorralar a un pequeño grupo de punks, escena de lo mas represiva, ya que eran un grupo de aproximadamente 15 jóvenes “picudos” arrinconados por unos 150 azulados cascudos. Ya casi todos los granaderos se habían movilizado hacia donde estaban los manifestantes acorralados, estaban golpeando a los chavos, a uno ya le habían roto un dedo, otros estaban ensangrentados.





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Carlos García-Robles


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