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| Derechos Humanos y Desarrollo Humano: alianza estratégica para el logro de una Cultura de Paz sostenible |
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Este artículo, inspirado en parte en el Informe argentino sobre Desarrollo Humano 2000, es la base de la ponencia que realicé en el Encuentro Franco – Latinoamericano de Juventudes en Paraguay: “Mediación y Cultura de Paz”, realizado en Asunción del Paraguay, del 9 al 16 de febrero de 2004, al cual fui invitada como expositora internacional.
Derechos Humanos y Desarrollo Humano: alianza estratégica para el logro de una Cultura de Paz sostenible
Derechos Humanos y Desarrollo Humano
Los derechos humanos son parte intrínseca del desarrollo humano, del mismo modo que el desarrollo humano se erige como medio para realizar los derechos humanos.
Los derechos humanos y el desarrollo humano comparten una misma visión y un mismo objetivo: garantizar, para todo ser humano, libertad, bienestar y dignidad.
Los derechos humanos
- aportan los principios de responsabilidad y justicia social al proceso de desarrollo humano
- expresan la idea audaz de que tod@s están facultad@s para reclamar e involucrarse en medidas sociales que l@s protejan de los abusos y privaciones, garantizando la libertad para vivir una vida digna.
El desarrollo humano, a su vez, es un proceso de realce de la capacidad humana para ampliar las opciones y oportunidades, de manera que cada persona pueda vivir una vida de respeto y valor.
Cuando el desarrollo humano y los derechos humanos avanzan juntos se refuerzan recíprocamente, aumentando la capacidad de la gente y protegiendo sus derechos y libertades fundamentales.
Alianza estratégica para lograr una Cultura de Paz sostenible
Hasta hace algunos años, el desarrollo humano y los derechos humanos avanzaron de manera aislada, no sólo en cuestiones conceptuales sino también en lo que respecta a sus acciones.
El desarrollo humano estuvo principalmente en manos de economistas, científico@s sociales y dirigentes políticos.
Los derechos humanos, en cambio, estuvieron a cargo de activistas políticos, abogad@s y filósof@s.
Las estrategias de análisis y de acción del desarrollo humano y de los derechos humanos se mantuvieron desconectadas, ocupándose del progreso económico y social un grupo, y de la presión política, la reforma jurídica y el cuestionamiento ético, el otro.
Pero actualmente, tanto su acción como sus conceptos están disminuyendo la separación entre sus prioridades, generando un mayor apoyo político y nuevas oportunidades para formar asociaciones y alianzas.
Los derechos humanos agregan valor a las prioridades del desarrollo porque centran la atención sobre la responsabilidad y el respeto, la protección y el cumplimiento de los derechos universales. Además, la tradición de los derechos humanos contiene instrumentos e instituciones jurídicas de gran utilidad para garantizar las libertades y el desarrollo humano, dando legitimidad moral y el principio de justicia social a los objetos del desarrollo.
La perspectiva de los derechos humanos ayuda a cambiar la prioridad hacia l@s más desposeíd@s y excluido@s, especialmente a l@s desposeíd@s en razón de la discriminación, resaltando además, la necesidad de información y de expresión política de tod@s como una cuestión de desarrollo, y a los derechos civiles y políticos como parte integral del proceso de desarrollo.
El desarrollo humano, contiene una perspectiva dinámica de largo plazo respecto del cumplimiento de los derechos, dirigiendo la atención al contexto socioeconómico en que se pueden hacer realidad, o verse amenazados.
Los conceptos e instrumentos del desarrollo humano brindan una evaluación sistemática de las limitaciones económicas e institucionales para hacer realidad los derechos así como los recursos y políticas para lograrlos.
Así el desarrollo humano contribuye a la formulación de una estrategia de largo plazo para hacer realidad los derechos humanos.
El siglo XXI plantea la necesidad de establecer nuevos métodos audaces de gestión política y económica que proporcionen justicia social, dando lugar a medidas más estrictas para apoyar a las personas y grupos desfavorecidos, orientadas a contrarrestar las crecientes desigualdades. Esto implica:
1) Promover la democracia incluyente como la forma de gobierno más adecuada para realizar todos los derechos humanos, protegiendo a las minorías, separando los poderes y garantizando la responsabilidad pública.
2) Exigir la erradicación de la pobreza no sólo como meta del desarrollo, sino también como obstáculo primordial para la realización de los derechos humanos.
3) Ampliar el modelo de responsabilidad centrado en el Estado a las obligaciones de los actores no estatales, incluidas las empresas, las instituciones financieras internacionales y las organizaciones multilaterales.
4) Usar las estadísticas para crear una cultura de la responsabilidad por la realización de los derechos humanos, derrumbar las barreras de la desconfianza y promover cambios de política y comportamiento.
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Mariana Ballestero
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