Michel Foucault, acerca de la función del sistema penal.
Tengo el gusto y privilegio de siempre haber vivido en una sociedad “justa” y que busca la “igualdad de todos sus ciudadanos” sin importar su clase social, sexo, religión, y cualquier otra cosa que pueda marcar la diferencia entre dos seres humanos; Como bien lo aprendí en horas y horas de clases de Civismo en la primaria; Formación Cívica y Ética en Secundaria; y el año pasado en Ética y Valores I y II. Donde casi todos mis maestros (hago la honrosa excepción de mi maestra de tercero de secundaria que cuando menos algo nos intento despertar a la realidad en la que vivimos) me juraron que México era una república democrática, representativa y federal, donde todos éramos ciudadanos y por lo tanto valíamos lo mismo ante la ley, y así me fueron pintando un cuadro de excepcional belleza y perfección acerca de mi patria y su honrosa historia. Lo único que olvidaron decir fue, que como todas la obras de arte, esta tenia un costo que solo unos cuantos podían alcanzar y que los demás se veían a habitar un México más real, donde tan ilustres y nobles principios no parecen aplicar igual de bien.
Esto me lleva a pensar en lo que me impulso esta queja a mis ex-maestros, que envueltos en belleza olvidaron el México que un día nos tocaría ver aunque fuese solo por un momento. Aquel México donde se luce el siguiente caso, que aunque se que común, no menos cruel en si mismo.
Hace un par de días me encontraba paseando por el centro en horas un tanto más tempranas que de costumbre; y por obras publicas diversas en el área tuve que pasar por una iglesia cuando vi a un señor siendo “escoltado” a la puerta de la misma por un grupo de oficiales de la policía; y aunque a decir verdad yo nunca he sido muy católica crecí en una sociedad que si lo era y que me enseño a respetar la santidad de la iglesia, por lo que me sorprendió ver la escena que se desarrollaba, pues el señor, de humilde apariencia se veía un tan desconcertado por la circunstancia en la que se encontraba como muchos de los que se reunieron a ver que pasaba. Al ver la escena y con cierta desconfianza en la legalidad de su conducta me pregunte que habría hecho el señor para merecer tal humillación. así que muy disimuladamente pase por enfrente y de pronto escuche como dos señoras decían –“pobre señor, ya ni dormir dejan estos” –“ eso, y ni la santidad de la iglesia respetan” y de pronto entendí cual era el tan atroz crimen que ese señor había cometido; era no tener un lugar donde poder dormir y refugiarse en una iglesia, pero olvido que en este mundo es peor ser pobre y buscar un refugio en la noche para dormir que muchos de los inauditos crímenes que se comenten a diario.
No puedo explicar por que esta escena me impacto tanto pues no es ni por mucho lo pero que hemos visto en televisión u otros medios masivos; sin embargo no me di cuenta de que tan real es el problema hasta que lo vi por mi misma, vivimos en un país que mejor castiga el buscar un lugar en donde dormir que el montón de fraudes y robos de “cuello blanco” de los que todo mundo sabe y sin embargo nadie hace nada, pues si tan efectivos son como para correr indigentes de las iglesias bien podrís, creo yo, ocuparse la policía en asuntos más importantes como los actos de violencia y asesinatos que vemos a diario en los periódicos.
Pero en fin.. que podemos hacer si la policía esta por ahí tratando de esconder a los pobres para hacer el México que me enseñaron en primaria creíble…
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