by Leila Mucarsel | |
Published on: Apr 30, 2006 | |
Topic: | |
Type: Opinions | |
https://www.tigweb.org/express/panorama/article.html?ContentID=7299 | |
Estúpidos hombres blancos, titula su libro el polémico documentalista estadounidense Michael Moore, y con sólo analizar por unos instantes la situación actual del planeta y de la humanidad no quedan dudas acerca de la verdad que representa esta dura afirmación. El siglo veintiuno nos encuentra casi ciegos, tratando de evadir un tema que es sin dudas la mayor amenaza que enfrenta hoy la humanidad: el calentamiento global. Resulta que en este mundo globalizado y mediático en que vivimos, nuestros miedos, preocupaciones e intereses inmediatos, suelen estar influenciados por aquello que eligen mostrarnos. Parece que la famosa “opinión pública” no es tan libre como siempre creímos, y que la prensa internacional no es ni siquiera un cuarto de lo independiente que quisiéramos que fuera. Entre los acuerdos de la carne, la inflación, el paro de los estatales, la pelea Kirchner-Tabaré, la suba del precio del petróleo, y una inminente guerra en Irán, puede parecer ridículo y lejano hablar de la problemática ambiental. Nada más lejos de esto, y como ya dije antes, no hay que ser brillante para percibirlo…o acaso nadie escuchó hablar del famoso huracán Katrina, o del reciente desastre en Tartagal… Hace unos días se realizó en la provincia de Mendoza un Seminario Mundial sobre cambio climático donde más de 100 científicos de América y Europa desnudaron los cambios irreversibles que se aceleran día a día en el clima y por ende en los ecosistemas globales, y con ellos, indefectiblemente, en las formas de producir y de vivir. Como menciona el periodista Gabriel Bustos Herrera en el matutino Los Andes, “Resulta que la temperatura del medio ambiente sube y sube de manera inclemente (casi 2 grados en 100 años, pero se calcula que esto se acelerará, a unos 4 grados de aquí al 2100). No es anecdótico, por cada grado que aumenta, el nivel de los océanos sube proporcionalmente” . Tengamos en cuenta que el 65% de la población mundial vive en ciudades costeras que sólo tienen una altura de entre 1 y 15 metros sobre el nivel del mar. El calentamiento global es causado por la emisión de una serie de gases llamados GEI, gases efecto invernadero, representados fundamentalmente por el dióxido de carbono que emiten fábricas y escapes de automóviles. “Alarmante crecimiento de los mares, cambios drásticos de temperaturas en todo el mundo, temporadas largas y destructivas de huracanes, desaparición de grandes áreas agrícolas, lluvias en períodos tradicionalmente secos, solo algunos ejemplos de las consecuencias que tiene la contaminación del medio ambiente en nuestro planeta” Ante tal peligro, en el año 1997 la Convención de Cambio Climático de Naciones Unidas acordó el famoso Protocolo de Kyoto, ciudad sede de las negociaciones. El objetivo de este Tratado, que gracias a la reciente adhesión de Rusia pudo entrar en vigor en 2005, consiste en que los países industrializados reduzcan el nivel en las emisiones de gases de efecto invernadero en no menos del 5% al nivel emitido en 1990, durante el período comprendido entre el año 2008 y 2012. Este tratado es el primer instrumento legalmente vinculante entre el desarrollo económico y el medio ambiente. Esto significa que si un país fallara en cumplir con el mandato podría ser forzado a reducir su producción industrial. De los 38 países miembros de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos) o con economías en vías de transición obligados por el tratado a limitar sus emanaciones, Estados Unidos fue uno de los que se negó a suscribir el protocolo alegando que este tratado frena su desarrollo económico y por considerarlo injusto por no exigir iguales esfuerzos de parte de los países en desarrollo. Parece que el gobierno de EEUU no lee las estadísticas. Según La Secretaría de Cambio Climático de la ONU, Estados Unidos era responsable en 1990 del 36.1% de las emisiones de dióxido de carbono mundiales , y este número no para de crecer conforme pasan los años. Recordemos que este país consume el 25% del petróleo y el 50% de la gasolina mundial. Sudamérica representa solo el 3% de las emisiones de CO2, mientras que EEUU y Europa suman el 62% de CO2 emitido, alcanzan el 85% de la contaminación si sumamos a China, India y Rusia. Nadie parece percatarse del grado de gravedad y urgencia que tiene este tema, Paul Davies, de la Universidad de Sydney, Australia, hace unos días declaró que “la evidencia de que el mundo será peor es endeble .Lo cierto es que tendremos que adaptarnos, y cualquier adaptación siempre es dolorosa. La población deberá desplazarse. En los próximos 200 años algunas regiones actualmente densamente pobladas estarán desiertas” . Vale la pena ir un paso más allá y pensar que hay realmente detrás de este fenómeno. “No existen catástrofes naturales que no sean al mismo tiempo los daños colaterales de un sistema económico intrínsecamente irracional en la medida en que no contabiliza en su producción de beneficios los costes ecológicos y humanos de su acción destructiva sobre el ecosistema” , dice el catedrático Eduardo Subirats Por. Comencé este artículo hablando de Michael Moore; me gustaría para finalizar volver a citarlo. Él nos da en su libro dos alternativas posibles para sobrevivir al recalentamiento global. La primera y tal vez la más fácil: identificar objetos de la vivienda que puedan servir como flotadores una vez que se derritan los casquetes polares y acudir a la piscina de barrio más próxima para aprender a nadar; la segunda, y quizás nuestra única salvación: tomar conciencia de que lo único que detendrá esta dinámica es el rechazo tajante a las mentiras que nos cuentan. Que las catástrofes naturales no se planteen hoy mediática ni políticamente es inconcebible, esto nos debe motivar a la acción. No es el momento de abandonar…hoy más que nunca vale la pena pensar que mañana será demasiado tarde. Referencias 1 BUSTOS HERRERA, Gabriel. La tormenta irreversible. www.losandes.com.ar, 16 de Abril 2006. 2 http://www.analitica.com/va/internacionales/opinion/3937848.asp 3 Guía sobre la Convención sobre el Cambio climático y el Protocolo de Kyoto, Secretaría de la Convención Marco sobre Cambio Climático (UNFCCC), Bonn, 2004. 4 Paul Davies es físico de la Universidad Macquarie (Sydney, Australia)y autor de How to Build a Time Machine. www.edge.org 5 Profesor de Filosofía, Estética, Literatura y Teoría de la Cultura en universidades de San Pablo, Caracas, Madrid, México, Princeton y actualmente en New York University. Autor, entre otras obras, de El continente vacío y Ultima visión del paraíso. http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2005-09-20.html --------------------------------------------------------------- Nota: Este artículo integra el Nro. 4 de la Revista Virtual InterJóvenes « return. |