by simon
Published on: Mar 22, 2006
Topic:
Type: Short Stories

Hace ya algún tiempo que me encuentro en la ciudad de Buenos Aires y me ha servido para ver muchos contrastes (comunes a cualquier país latinoamericano, pero también reargentinos).

Hablaré desde la típica mirada de una persona del común, Nor-Latinoamericana.

Toda mi vida, escuché lo mismo de los argentinos, que eran muy egocéntricos, que andaban pretendiendo ser europeos, que Boca, que River, que la buena carne, y que la crisis, que los tipos lindos, que las mujeres que hablaban bonito, etc.

Pero la verdad es que mi viaje a Argentina fue un “repentinazo” y llegue en blanco; no buscaba referencias del lugar en el que me encontraba. Al principio mi cabeza no se ubicaba en Buenos Aires, andaba en Colombia, y por eso me pasaron cosas no muy buenas, entre otras, extravié mi billetera con todos mis documentos y mi plata argentina, colombiana y dólares. Me sentía como en puntos suspensivos, no sabía que sería de mi vida en adelante (y sí... suena hasta fatalista, pero la verdad es que había tenido que salir de Colombia por problemas de seguridad en un momento en el que no estaba preparada ni tampoco me lo esperaba).¡Me encontraba muy impotente!

Afortunadamente, hubo personas que me ayudaron y me apoyaron muchísimo, y la cosa tendió a mejorar y en especial cuando empecé a conocer a la gente, en quien haré énfasis.
Nunca me imagine ver por estos lares, ambientes como el que vi, en la Matanza (LaFerrere), las calles, la gente, los caballos, la música, el barrio, todo... todo!. Fue un contraste con la imagen que desde siempre me habían vendido de Buenos Aires. Aquella vez, me encontraba visitando una cooperativa de uno de los barrios, en donde había un taller de costura donde estaban trabajando en unos diseños para unas ventas a Italia como parte de un proyecto de economía solidaria. Allí hay también una panadería, donde la gente del barrio puede comprar pan mas barato, una escuela y muchas otras actividades que realizan en relación a la salud, la educación y la ocupación. Pasé un momento super chévere que me gustó mucho, cuando comíamos asado todos en la mesa celebrando la compra de máquinas nuevas para el taller de costura y hablando tan bien. Me rodeaban señores, señoras, muchachos, muchachas, incluso el grupo era internacional porque había dos noruegas (que viven hace como un año allí), una gringa, dos canadienses, una italiana y otra gente que no era de esa localidad, además de mí que soy colombiana.

No voy a decir que todo es perfecto, que todo es una maravilla, porque no lo es ni en el más ideal de los casos de toda organización social (además porque tendría que conocerlos mucho más para poder decirlo). Pero vuelvo a mi concepción de la gente que he podido elaborar: ellos son, como decimos en nuestro país, re buena vibra”.

A veces a los argentinos, así sea sin querer, les surgen sus aires crecidos. Pero he conocido gente valiosa acá. Tampoco pienso entrar en la discusión de que el porteño, o el no porteño, o como se porta este o como no se porta aquel... la cuestión es que afortunadamente dí en un país en el que la situación, a pesar de todos los peros, es tranquila y donde la gente (porque seguro que la hay) es accesible.

Alguna vez escuche a Calamaro que decía en una canción algo de que quería a Buenos Aires con toda su porquería incluida...

Yo venía de vivir de Cali (mas conocida como la capital mundial de la salsa o por el ¿cartel? ). Y Cali no es una ciudad que uno diga ¡que cosa hermosa!, pero es una ciudad que por la gente (ah bueno también depende con que clase de gente caigas), te hace sentir un calor humano impresionante y no te quieres ir nunca de allí.

Buenos Aires, si, si, si...es una ciudad mas ordenada y segura comparado a lo que toda mi vida he visto en las ciudades colombianas, y mucho mas conservada. Pero uno no se enamora de los edificios ni de las avenidas anchas y por eso digo remarco que he conocido gente muy valiosa acá y sin duda alguna, eso te ayuda a amañarte en tu nuevo país, en el que ahora empiezo, en mi caso una vida diferente, a mis 18 años.

Me parece también que la gente de aquí, tiene un nivel de concientización mucho más alto en cuanto a temas sociales y nacionales, bueno o malo o lo que sea, pero lo tiene (cosa que definitivamente me impacto en diferentes situaciones). Y que en países donde “se supone” que esta conciencia debiera existir, por la realidad que se vive, es para la gran mayoría de la población nula, y por eso reelige gobernantes austeros; como el caso de aquel país tan estratégico para Estados Unidos en la entrada de América del Sur.

El problema en Colombia, por encima de todos los conflictos que vivimos, es que mucha gente ignora las causas de dichos conflictos. No le hables a un colombiano de la guerrilla o de las drogas porque seguro “hieres su susceptibilidad: ”ppff!”. Claro, como en todos lados, no es que sea un “idilio” la visión de la gente con las problemáticas nacionales, pero me parece valioso que así sea desde la música o a través de otros acontecimientos, acá se trate de crear al menos un “ambiente”.

Hay mucho por hacer, y he visto muchas clases diferentes de organización, cosa que tanto se nos ha complicado en Colombia pues nos encasillamos varias veces en lo mismo. Por eso sin duda, le apuesto a la onda que se propone en varias ciudades de Colombia, desde el nuevo movimiento artístico, en especial el gráfico y musical. Y acá me di cuenta que los problemas de toda Latinoamérica son tan comunes y que ni acá están mejor ni allá peor.

Sin duda, hay muchas más cosas por aprender y gente por conocer, pero este ha sido un buen lugar en Latinoamérica, para empezar de nuevo y claro, muchas veces todo va en tu cabeza, en tu forma de pensar; Yo siempre he pensado que hay que sonreírle a la vida porque ella seguramente no te sonreirá a ti.

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Nota: Este artículo integra el Nro. 3 de la Revista Virtual InterJóvenes

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