by Julián Pablo Sinesi
Published on: Mar 22, 2006
Topic:
Type: Short Stories

Decidí escribir esta nota porque, además de que estudio este instrumento, cuando lo escucho en el subte o en los colectivos, siento una vibración especial…,la vibración de la identidad. De lo nuestro postergado por cientos de años, pero con la fuerza de que algún día va a dejar de estarlo.

El Charango es el instrumento de cuerdas más antiguo, de los criollos. Las técnicas y esencia se han ido transmitiendo de generación en generación preservando los rasgos originales de la música que con él es interpretada. En general este instrumento se usaba como acompañamiento de voces o de instrumentos de viento, como los sicuris.

El charango tiene cinco pares de cuerdas cuya afinación es muy particular ya que sus cuerdas no están dispuestas de graves a agudas, como en la mayoría de los instrumentos con cuerdas. Sino que el orden de grave a agudo, contando los pares de abajo hacia arriba, es TERCERA, QUINTA, SEGUNDA, CUARTA Y PRIMERA.

Antes de la llegada de los españoles no existía el charango pero sí otros instrumentos de cuerda como el arco musical y el llamador de tigre, hecho con una calabaza grande, con cuero de mono y una cuerda de cuero empapada en cera de abeja, para que sea más fácil tocar.

El charango tiene su origen en la antigua vihuela de mano, introducida en América por los españoles durante la conquista en el siglo XVI.

Estas vihuelas se esparcieron por América dando origen a muchos otros instrumentos con acentos típicos de cada región: en México la jaranita y otros, en Puerto Rico el cuatro puertorriqueño, en Colombia el tiple colombiano, en Ecuador el bandolín, en Chile el guitarrón, y en Bolivia y Perú el charango.

La llegada de la vihuela esta confirmada por las crónicas que dejaron los conquistadores cuando escribían sobre Potosí y su hermoso Cerro Rico. También hay escrituras públicas, de 1568, que refieren al acuerdo por el cual se crea una escuela de danza y vihuela.

Con esto se sabe que es la vihuela de mano el precursor del charango, no sólo por su parecido físico, sonoro y por sus diferentes tamaños, sino también por los antecedentes que se hallan en los portales hechos de piedra de la iglesia de San Lorenzo en la ciudad de Potosí, que se comenzó a construir en el año 1547 y se terminó en 1744, donde se puede ver claramente a dos sirenas que tocan el charango, una con la mano derecha y la otra con la izquierda, únicas esculpidas en dos sentidos.

Se llega entonces a la conclusión de que Potosí es la cuna del charango y que su origen se debe principalmente a que el hombre lugareño fabricó un instrumento de cuerdas parecido a la vihuela pero impregnando su sentimiento y acentos propios.

Los primeros fueron construidos de madera laminada extraída de los embalajes de enceres que traían los españoles del viejo mundo, y también con maderas que por intercambio comercial, llegaban desde las partes bajas. Posteriormente aparecieron los que están hechos con el caparazón del quirquincho o madera ahuecada.

A lo largo de la historia, el charango ha logrado expandirse por el mundo entero. Al principio lo hizo a través del campesino que se trasladaba a diferentes lugares en busca de trabajo; como emigrante en busca de una mejor calidad de vida en el agro argentino. Más tarde fue promovido en diferentes países de América por artistas como Mauro Nuñez, el Indio Tarquino, Enrique Ponce de León, los Kjarkas y otros. También por Los Jairas, Violeta Parra, Jaime Torres, Miguelito Goujon (francés) y Minoru Fukuoka (japonés) que llevaron su sonido al resto del mundo.

Al charango se lo considera como instrumento de acompañamiento que en general lo hace con armonías bastante simples, pero la verdad es que tiene posibilidades armónicas y melódicas tan amplias como muchos otros instrumentos. Pero el hecho de que haya nacido en territorio sudamericano, y no en Europa, hace que sea considerado como un instrumento menor. Si su origen hubiera sido en europeo, seguramente habría obras escritas como las hay para sus parientes cercanos, como el laúd, la vihuela y la guitarra antigua.

Ni siquiera la promoción, o la grabación en nuestros países es tan buena como la de los otros instrumentos o grupos musicales. En general las mejores grabaciones están hechas por alemanes, franceses o canadienses, cuyo público espera con ansias el sonido de instrumentos precolombinos y criollos interpretados con el sentimiento y ritmo latinoamericano. Pero el problema es que a veces no se trae lo que ellos hacen. Tiene que venir un extranjero (como Ry Cooder que produjo Buena Vista Social Club) para que valoremos lo nuestro. Porque vemos que ellos lo aprecian, y si ellos lo hacen, debe ser bueno…

Muchos autores no se consiguen porque nadie los consume, y un CD de Jaime Torres, si lo tienen, puede costar once pesos, mientras que uno de algún ex Operación Triunfo cerca de los treinta.
La expropiación cultural y lo mediocre de la producción masiva hace que sigamos siendo colonia, pero ahora es culpa nuestra…

Algunas recomendaciones: Jaime Torres “El del Charango”, Uña Ramos “El arte de la Quena”, Norte Potosí “Lo mejor de Norte Potosí”, Alfredo Coca “Charango Tradicional”, Cheo Hurtado “Compadre Pancho”. Este último es un venezolano que toca el cuatro venezolano, y lo hace tan rápido como nunca escuché a nadie hacerlo.



Datos históricos tomados de las conclusiones de la comisión “Historia del Charango”, II Congreso Internacional de Charanguistas. La Paz, octubre de 1997.

---------------------------------------------------------------


Nota: Este artículo integra el Nro. 3 de la Revista Virtual InterJóvenes

« return.