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Al verdadero servicio de Naciones Unidas
OAJNU (Organización de Jóvenes para Naciones Unidas) es una organización de jóvenes para jóvenes, que tiene como visión constituirse en un ámbito de referencia para la potenciación de personas conscientes de su rol protagónico y comprometidas con el Desarrollo Humano, que contribuyan a construir una sociedad tolerante y participativa, reconocedora de las instancias multilaterales como herramienta útil para la búsqueda de soluciones. Para ello realiza proyectos educativos como el Modelo de Naciones Unidas
Estos son algunos fragmentos de una muy divertida charla, mano a mano, con Ilaina Rabbat, miembro de la Comisión Directiva de OAJNU y Juan Carballo, encargado de capacitación e investigación y voluntario desde las primeras horas, acerca de cómo trabaja OAJNU y de su compromiso con los ODM.
Ilaina (o Ila como le gusta que le digan) tiene 21, estudia comunicación social en la tradicional Universidad Nacional de Córdoba y además relaciones internacionales en la Universidad Siglo 21. Todo comenzó cuando Ila era una estudiante del Colegio Juan Zorrilla de San Martín, y participó con chicos de otros colegios de Córdoba en el modelo de Naciones Unidas, un proyecto de OAJNU. El modelo de Naciones Unidas se basa en una simulación (juego de roles) y OAJNU lo aplica en Buenos Aires, Córdoba, Mendoza donde los jóvenes simulan encontrarse en la Asamblea General, Consejo Económico y Social, Conferencia Especial y Consejo de Seguridad de Naciones Unidas representando a distintos países, con sus diferentes puntos de vista “Quise sumarme al trabajo de OAJNU tras participar en el modelo, tenía 16 años y era fascinante. Aprender los distintos puntos de vista de los países jugando fue una gran experiencia. Se aprende mucho sobre cooperación, búsqueda del consenso…” Ila representó el papel nada fácil, del gobierno de Korea del Norte. “No siempre se puede ser popular” se ríe Ila. “Hay que verdaderamente considerar los intereses de los países, y su situación en el mundo actual. Es un ejercicio interesante ponerse en el lugar del otro”, afirma ya con voz más seria.
“A través de la capacitación previa al simulacro incentivamos la búsqueda del consenso pero sin que cada país descuide su postura oficial. Buscamos que se desenvuelvan como verdades diplomáticos preocupados por encontrar soluciones globales a problemas mundiales”, dice Juan Carballo. Juan, fogueado en estas experiencias, es un estudiante de la prestigiosa Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Córdoba, próximo a graduarse como Doctor en Leyes. Juan participó también el modelo, por eso lo conoce de primera mano, y sintió que este era su espacio para trabajar.
“El Modelo desarrolla y transmite metodologías de cooperación y resolución de conflictos dentro del ámbito internacional. Tratamos de transmitir a los chicos acerca del rol de Naciones Unidas, y a su vez, transversalmente discutimos acerca de los ODM”, comenta Ila. A modo de ejemplo uno de los talleres que se prevén en el próximo Modelo de Córdoba es sobre deuda externa y desarrollo, vinculado obviamente al Objetivo Nº 8 y sus respectivas metas planteados por la Declaración del Milenio de Naciones Unidas.
Ante la pregunta de si los ODM son realmente alcanzables Juan no duda “Se puede, pero hay que ser serios a este respecto. En Córdoba el gobierno no tiene idea del marco de los ODM, falta conexión entre las instituciones y la gente. Es imperativo una mayor difusión de lo objetivos del país y los locales”.Ila concuerda con Juan. “Los objetivos no son exigentes, pero exige compromiso, Argentina debe despertar y exigirse más”.
OAJNU ha trabajado en estos temas desde diversos enfoques. Por un lado el Modelo es su mayor disparador entre jóvenes de secundaria, pero también cuenta con su proyecto Ciudadanía de la Infancia, donde trabajan con chicos de 3er año de CBU (Ciclo Básico único) realizando Aulas Talleres en temáticas de Derechos Humanos, Derechos del Niño y Derecho a la Participación, incentivando a los chicos a realizar proyectos comunitarios..A su vez OAJNU genera material didáctico para impartir estos talleres. OAJNU ha llegado directa e indirectamente a 15.000 jóvenes.
El esfuerzo de estos voluntarios es impresionante. “Yo le dedico tres horas diarias” confía Ila, y Juan dice que “depende la época del año”. “No importa si esto implica a veces no poder dedicarle tiempo a la Facu, lo que aprendo aquí es vida, es experiencia que me sirve para el mañana” sostiene una desafiante Ila, si le recriminan que no tiene tiempo para la Facultad. Pero claro, nunca dejan de lado su formación porque ambos creen en un voluntariado pero profesional.
Será que la gente ocupada, siempre tiene más tiempo o que Ila y Juan son dos personas excepcionales. En realidad, parece ser que la diferencia está en la motivación “Yo creo en el tercer sector, creo que es posible aportar de una manera profesional y seria, y cada día lo creo más. Las buenas intenciones no son suficientes. Hay que ser responsables. La sociedad civil es esencial para lograr una Argentina justa, con igualdad de oportunidades.” dice Juan, quien deja entrever en su voz una fuerte emoción. Es su llamado interno, o vocación como también le dicen.
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Fabrizio Scrollini
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