by Ariel Gonzalez Galeano | |
Published on: May 8, 2005 | |
Topic: | |
Type: Opinions | |
https://www.tigweb.org/express/panorama/article.html?ContentID=5527 | |
Por Ariel González y Fernando Carcache No se pretende generar constructos teóricos nuevos ni causar polémica alguna; simplemente, agregar a la agenda de trabajo de los derechos sexuales y reproductivos mayor énfasis en masculinidades positivas y hombres jóvenes. En nuestros tiempos existen temas, demandas, agendas, preocupaciones que se proponen de "moda" y comenzamos hablarlas y escucharlas con más frecuencia. Hace unos años era el tema del género, la violencia, etc. Fundadas en preocupaciones reales y necesidades objetivas que por desgracia nunca terminan de analizarse o tratar de de manera estructural o de manera sistémica. Seguimos construyendo definiciones teóricas, algunas muy importantes y necesarias, y otras que no pasan de ser grandes discursos, algunas un "reciclaje" de lo ya sabido y otras no terminan de aportar un discurso político, claro y coherente. Por desgracia estas no logran generar el más mínimo cambio. Hace ya unos años en América Latina, se coincidió que los cambios sociales no son inmediatos ni desarticulados, sino que son la suma de múltiples partes. Para la agenda de los derechos sexuales y reproductivos, en la lucha por las desigualdades sociales y de género, se reafirmaba la necesidad de aportar desde los "lados de la moneda", por un lado la reflexión con y desde las mujeres (justa y necesaria) y por otro lado desde los hombres, proceso que aún está en construcción. Sin embargo, el análisis y la reflexión deberían estar centrados no solo en nuestra condición de hombres desde la lectura "mediática" del sistema, hombres producto de la sumas de los hechos sociales. Achacando a la construcción social buena parte de la responsabilidad. Que aunque no deja de ser cierta, no es suficiente para generación de cambios. Generalmente cuando las conversaciones rondan hacia el tema de las masculinidades, la palabra crisis parece ser un denominador común: el cambio en las concepciones culturales sobre lo masculino se está dando; y la esperanza en que sea para bien, es un deseo de muchos y muchas. Esta crisis se plantea generalmente en cuanto a la violencia masculina, las relaciones de poder, paternidad y poco relacionamiento con los hijos, lo cual ya es bastante amplio si se trata en la manera correcta. NO hemos leído lo suficiente, a nuestro parecer, pero una percepción que tenemos, es que lo "masculino", lo han centrado mayormente en aspectos negativos de la masculinidad y sobre todo en aquellos con edades superiores a 30 años. Si bien es cierto, que los trabajos en este campo son muy nuevos y existe una aceptación de carencias en ciertas áreas, parecen tener un único sentido de orientación. El problema de la violencia masculina, la paternidad irresponsable, la inequidad en las relaciones de poder y el machismo en general orientó a los y las investigadores/as a conseguir pruebas científicas de que los varones se estaban comportando así. Nuevas investigaciones aparecieron y los trabajos se centraban (o se siguen centrando) solo en los temas citados. Y la "norma" en la presentación de cómo somos los varones eran (y son) usualmente en forma negativa y como actores de violencia hacia la mujer. ¿Están los estudios ya sesgados desde el diseño metodológico? Es nuestra preocupación. Es decir, ¿se busca siempre encontrar lo negativo? Sin por esto caer en el papel de "víctimas". Algo bueno debe haber, y algo nuevo debe estar pasando. Un "nuevo hombre" para la "nueva mujer" que nos viene ganando la carrera. Y aclaramos que hablamos de nuevos hombres y mujeres para nuevas relaciones humanas, que pueden o no incluir relaciones erótico-afectivas. En América Latina los movimientos sociales que luchan por un tema o una causa se enbanderan de ella y eso es necesario. Sin embargo, no es lo único que debe suceder si tampoco no nos apropiamos de las acciones "adueñarnos de las causas". Al hablar de masculinidades no podemos desvincularlo del análisis de las relaciones generacionales, evidentemente es parte del análisis del poder y asociado al ejercicio del poder por ser hombres. Aunque está comprobado que las personas entre menos edad tengan, están mas dispuestas a los cambios, el tema de las masculinidades ha sido poco trabajado con estas poblaciones, lo que genera un sesgo en la percepción de las problemáticas vividas a esas edades y una "sordera" del adulto/a ante la voz de los jóvenes. No pretendemos decir que el machismo ya no existe en las nuevas generaciones, o que en definitiva los hombres somos unos santos tachados de malos. Es necesario cambiar estructuras de pensamiento negativas, pero creemos se debe reforzar las positivas, como lealtad entre amigos, camaradería, respeto por una madre y hermana, entre otras cosas que, según nuestra percepción, son válidas de reforzar. Adolescentes y jóvenes, es cierto que seguimos comportándonos en parte igual a nuestros antecesores, pero también estamos experimentando una crisis, que necesita ser aprovechada en forma positiva, de cara a mejorar las relaciones interpersonales no solo con las mujeres, sino también con otros hombres de cualquier edad. Ser masculino ayer, hoy y mañana, será diferente siempre; jóvenes y adultos también. La agenda de trabajo continúa llenándose y en esta ocasión mocionamos a los aspectos positivos de la masculinidad y a la juventud como receptora de las nuevas concepciones culturales. Proponemos incluir la mirada positiva al varón y en especial al varón joven, quienes deben unir sus esfuerzos de cambios y acompañar a la mujer en relaciones humanas más enriquecedoras y equitativas. « return. |