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El segundo gran desafío propuesto en educación sexual y reproductiva es justamente velar por estos principios del nuevo concepto, planteado de manera a garantizar que la salud sexual y reproductiva lleven a nuestros pueblos a vivir en sociedades sexualmente saludables.
Según el mismo documento de Antigua, una Sociedad Sexualmente saludable muestra las siguientes características:
1.Compromiso Político: el estado reconoce que la salud sexual es un derecho fundamental del ser humano y se hace responsable de la promoción de la misma.
2.Políticas explícitas: las instituciones sociales, entre ellas las entidades gubernamentales, formulan desarrollan y ponen en práctica políticas públicas que comprenden instrucciones claras y precisas a la protección y promoción de la salud sexual como derecho humano fundamental.
3.Legislación: para la promoción de la salud sexual es indispensable que haya leyes vigentes destinada a proteger los derechos sexuales.
4.Buena educación sexual: un elemento necesario de una sociedad sexualmente sana es el acceso universal a la educación sexual integral acorde con la edad, a todo lo largo de la vida.
5.Infraestructura suficiente: esto incluye ofrecer a los profesionales programas de especialización en salud sexual.
6.Investigación: investigaciones adecuadas y concretas destinadas a abordar inquietudes clínicas, educativas y de salud pública para tratar problemas emergentes, así como para prevenirlos.
7.Vigilancia adecuada: para supervisar indicadores biomédicos y de comportamiento que miden inquietudes y los problemas de salud.
8.Cultura: lograr una cultura de apertura hacia la salud sexual.
Finalmente la educación es la única manera que tenemos para vencer la resistencia de los sistemas conservadores y represivos, siempre enemigos del cambio.
La tarea de promover la salud sexual y reproductiva nos plantea el tercer gran desafío de revisar los errores del pasado, los silencios cómplices y los prejuicios que nos han llevado a manejar la sexualidad como el “tema prohibido”; dañando la salud de nuestros niños/as, adolescentes y adultos, mujeres y varones.
Debemos ser capaces como sociedad, de combatir la intolerancia, la discriminación, los estereotipos, la violencia sexual, el sexismo y la ignorancia en materia sexual.
La educación para la salud sexual y reproductiva puede ser la mejor aliada y la propulsora para que el proceso de cambio social y cultural sea más amplio y llegue a concretar la salud que queremos para todos y todas.
Las acciones en educación, deberán basarse en la observancia de los derechos sexuales y reproductivos fundamentados sobre los principios de libertad, responsabilidad, respeto, afectividad, diálogo y solidaridad, con conocimientos actualizados, desarrollando valores que permitan la convivencia en armonía con los demás.
BIBLIOGRAFIA CONSULTADA
- Font, Pere (1990). Pedagogía de la Sexualidad.
- Organización Mundial de la Salud. Organización Panamericana de la Salud (2000). Promoción de la Salud sexual. Recomendaciones para la acción. Actas de una reunión de consulta convocada por la OPS-OMS en colaboración con la Asociación Mundial de Sexología (WAS), Antigua Guatemala, 19-22 de mayo de 2000.
- Flores Colombino, Andrés (2002). Bases indispensables para una sociedad sexualmente saludable. Salud Sexual y Reproductiva. 2do. Congreso Latinoamericano y Paraguayo de Salud Sexual y Reproductiva.
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Patricia Aguilar
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