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¿Qué papel tenemos los jóvenes en el mundo actual? Esa es una pregunta que desde hace algunos años suelo hacerme con frecuencia. Sí, somos jóvenes, estamos en esa hermosa pero a la vez tan extraña y conflictiva etapa de nuestras vidas conocida como adolescencia, pero: ¿Qué lugar ocupamos hoy? ¿Qué debemos hacer? ¿Qué podemos hacer?.
Muchos suponen, y proclaman convencidísimos, que la palabra "adolescencia" viene de adolecer, y con eso nos clasifican como "carentes", según ellos nos faltan cosas (crecer, madurar, o lo que sea). Esta supuesta definición se ha vuelto bastante popular entre nosotros y siempre se nos relaciona a nosotros los jóvenes con esa característica de carecer. Es verdad que posiblemente nos falten muchas cosas, estamos en una etapa de maduración, de cambios, de dudas, de autodefinición... pero en realidad la palabra adolescencia viene del término del latín "adulescentiam" , que significa ,hacía arriba. Y quizás en esta simple definición encontremos una pista importante para empezar a comprender nuestra misión como jóvenes: somos esa generación que está creciendo y (como indica nuestra calificación) vamos hacia arriba. Comprender esto, por tonto que suene, ya es mucho. Es darnos cuenta que vamos a ser en algunos años aquellos somos los que vamos a estar "arriba", insertos en un mercado laboral, ocupando posiciones de poder, vamos a ser madres, padres, jefes de familia, empresarios, médicos, abogados, empleados, oficinistas... y desde un lugar u otro los miembros vitales de una sociedad.
Eso no significa que nos tenemos que sentar a esperar que ese día llegue, sino todo lo contrario. Significa abrir los ojos, y despertarnos a la realidad que nos rodea. Significa comprender que si no empezamos hoy a luchar por ese mañana, probablemente las cosas no van a ser como las soñamos. Significa que es necesario capacitarnos para ser mejores ¡Significa tantas cosas!
Ya es una frase bastante gastada y vieja esa que dice "los jóvenes son el mañana" , y muchas veces se la usó como excusa de los adultos para afrontar el hoy , como una forma de pasarnos a nosotros esa tan pesada carga de responsabilidades y culpas , pero más allá de eso es verdad que lo somos. Yo creo que somos el futuro, el mañana, pero también podemos y debemos ser el hoy. Porque sino el mañana nunca llega, porque el futuro es el resultado directo del presente.
Hoy veo en los jóvenes desinterés, falta de compromiso, resignación, demasiadas dudas y muy pocas certezas. Y eso es comprensible. Vivimos en un mundo complejo, en un mundo cambiante y heterogéneo, en un mundo que nos muestra las más crudas y tristes realidades, guerras, hambre, enfermedades, en un mundo que nos marea y nos abruma, en un mundo tantas veces injusto y desigual. Pero eso, lejos de detenernos o paralizarnos debería ser el motor de nuestras vidas, el disparador de las millones de cabezas adolescentes que pueblan este planeta. ¿Cómo no preocuparnos por esto? ¿Cómo aislarnos de esta realidad de la que es imposible escapar? Es necesario y totalmente imprescindible que nosotros desde nuestros lugares comencemos a interesarnos, a involucrarnos, a buscar... Porque las soluciones no caen del cielo, muchos menos los políticos o los superhéroes que esperamos cambien el panorama de un día para el otro, y desde nuestros lugares es posible pensar alternativas viables para un mundo mejor, y es posible actuar, desde lo chico, desde lo cotidiano, para generar pequeños cambios que muevan al mundo en el que vivimos.
Siempre se relacionó a los jóvenes con la esperanza, con las utopías, con el idealismo. Siempre esa generación a la que pertenecemos se caracterizó por ser la de los locos que querían "cambiar el mundo”. Últimamente estaba comenzando a convencerme de que esto ya no era así, veía tan poco interés, desesperanza y resignación a mi alrededor. Pero tuve a suerte de cruzarme con muchas personitas que me mostraron que todavía hay gente así, gente con ganas de ayudar, jóvenes que creemos que es posible algo distinto, diferente, mejor. Si nosotros no creemos, no esperamos... ¿Entonces quién?, me pregunto yo. A veces sólo falta un poco de optimismo y el empuje necesario para actuar. Hoy se están creando muchos espacios de reflexión y oportunidades para que los jóvenes nos unamos y nos asociemos porque juntos podemos mucho más. Es importantísimo aprovechar esos espacios y no perder de vista nuestros objetivos, porque el potencial con el que contamos, aunque no lo veamos así hoy, es enorme.
Estamos en una etapa crucial de nuestras vidas, en un periodo de decisiones, de elecciones. Cuesta (¡y mucho! ) empezar a elegir por nosotros mismos. Ya no nos van marcando el camino, hoy somos nosotros los que nos vemos obligados a optar. Y optar no es algo fácil, porque en cada elección desechamos algo, porque a veces un primer paso puede determinar toda una dirección y porque a veces no contamos con los elementos necesarios para hacerlo. Estoy convencida que los valores deben ser nuestra guía en este camino que nos toca trazar.
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Leila Mucarsel
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