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Este 12 de junio se celebra internacionalmente el día contra el trabajo infantil. Coordinado por la Organización Internacional del Trabajo, la celebración de este día busca concientizar y eliminar las peores formas de trabajo infantil. Pero, ¿Qué es el trabajo infantil? ¿Cuál es su intensidad en el mundo? ¿Qué se hace para erradicarlo?
El trabajo infantil es concebido por diversos marcos jurídicos como aquellas actividades que desarrollan las niñas y los niños en el marco de la economía formal o informal para su propia subsistencia o para contribuir a la economía familiar fuera de la protección jurídica y social prevista en la ley, se debe entender como cualquier trabajo físico o mental que interfiere en su escolarización o que exige que intente combinar la asistencia a la escuela con largas jornadas de trabajo pesado.
A escala mundial, aproximadamente uno de cada siete niños está sometido a alguna forma de trabajo infantil de acuerdo con datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), es decir, 165 millones de niños entre 5 y 14 años son víctimas de trabajo infantil.
En Latinoamérica, 17.4 millones de niños trabajan; esta cifra corresponde a la sexta parte del total de los niños, de tal forma que Latinoamérica se encuentra en el tercer lugar mundial con mayor porcentaje de niños trabajadores.
Lo inaceptable del trabajo infantil
El trabajo puede generar desarrollo físico y mental siempre y cuando no interfiera en las actividades escolares, retroactivas o de descanso de los niños. El trabajo es nocivo cuando existe un horario laboral prolongado, no existe pago, cuando se obstaculiza el derecho a la educación y cuando se violenta la dignidad y el desarrollo social de los niños.
El convenio 182 de la OIT define como peores formas de trabajo infantil todas las formas de esclavitud, la utilización o reclutamiento de niños para la prostitución, la utilización de niños para la realización de actividades ilícitas y el trabajo que por su naturaleza es probable que dañe la salud o moralidad de los niños.
Alrededor de 8.4 millones de niños trabajan en la categoría de peores formas de trabajo; trabajo forzoso (5.7), prostitución (1.8) y narcotráfico (600 mil).
Una de las estrategias principales implementadas a nivel mundial es el Programa Internacional para la Erradicación de la Pobreza (IPEC). Se creó en 1992 y opera en más de 80 países. IPEC opera con dos líneas principales, la primera consiste en programas de asistencia destinados a los niños de forma individual, mientras que la segunda se centra en su labor con los gobiernos en materia de políticas.
Trabajo infantil en México
Se estima que en México uno de cada seis niños trabaja, de estos solo el 28 por ciento recibe algún pago. Del rango que va de los 12 a los 14 años, el 20% de los niños son varones, mientras que el 9.5 son mujeres. Las entidades federativas con mayor tasa de trabajo infantil son los estados del sur como Chiapas (29%), Campeche (23.8%) y Puebla (22.5%).
En México, los señalamientos sobre el trabajo infantil se encuentran legislados en la Constitución Política y en la Ley Federal del Trabajo; además, se cuenta con la Ley para la protección de los derechos de las niñas, los niños y los adolescentes.
¿Cuál solución?
La educación de calidad es la respuesta acertada al trabajo infantil, de acuerdo con la OIT. A través de los objetivos del milenio (ODM) las Naciones Unidas se fijaron metas para garantizar que los niños finalicen el ciclo de educación primaria.
La OIT estableció el objetivo de erradicar las peores formas de trabajo infantil para el 2016, esto requiere fundamentalmente de la voluntad política de los gobiernos de dar prioridad a la acción contra el trabajo infantil.
Entender las causas del trabajo infantil no es sencillo, es muy claro que está estrechamente vinculado a la pobreza. Aún cuando en las últimas décadas se han conjuntado esfuerzos para disminuir la tasa de trabajo infantil así como erradicar las peores formas de trabajo infantil, las medidas implementadas apenas comienzan a registrar resultados positivos.
Entre los hechos fundamentales que han permitido reducir el número de niños que trabajan se encuentran la ampliación del acceso a la enseñanza primaria, los programas sociales dirigidos a familias pobres condicionando la educación de los niños así como el aumento del número de ratificaciones de los convenios internacionales en la materia.
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Elizabeth Arceo
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