by Damian Profeta | |
Published on: Sep 30, 2003 | |
Topic: | |
Type: Opinions | |
https://www.tigweb.org/express/panorama/article.html?ContentID=1990 | |
Exposición realizada en el “1er. Debate sobre la creación del Consejo de la Juventud de la Ciudad de Buenos Aires” en la Legislatura. En el año 1999. Hoy, todavía sigue pendiente la Creación del Consejo de Juventud, a pesar de lo que establece la Constitución. DE LA UNIDAD EN LA DIVERSIDAD SE TRATA Ya pasaron cerca de dos años y medio del día en que las distintas juventudes políticas de la Ciudad firmamos el acta acuerdo de creación de la Mesa de Concertación Juvenil de la Ciudad de Buenos Aires junto a los jóvenes representantes de las organizaciones sociales. Nos propusimos como objetivo, generar las bases políticas y sociales para la creación del Consejo de la Juventud, como vértice institucional de un movimiento juvenil protagonista y comprometido con la realidad de la ciudad. SOBRE EL APORTE DE UN CONSEJO DE JUVENTUD. Al hablar de un consejo de juventud, pensamos en un Consejo que en forma efectiva nos haga sentir a los jóvenes partícipes en lo que a nuestras preocupaciones, intereses y objetivos concierne. Donde encontremos acceso a espacios y oportunidades que garanticen la libre expresión de nuestras propuestas y demandas a la sociedad. Pensar en el Consejo de la Juventud, que de esto se trata esta jornada, necesariamente nos tiene que hacer pensar en una entidad que nos posibilite desarrollar nuestro potencial, y asumir como corresponde nuestro papel en la formulación de un modelo de sociedad más justa, tolerante y solidaria, cimentada en los valores de la democracia. Queremos que sea el espacio desde el cual, los jóvenes de la Ciudad, participen y se generen lazos de cooperación entre las organizaciones y agrupaciones de jóvenes de la ciudad. La participación de los jóvenes debe estar vinculada a mecanismos por los cuales sea posible la intervención de los mismos en el proceso global de decisión. En este sentido, la creación del Consejo de la Juventud permitirá garantizar un rol activo y protagónico de los jóvenes en todo el proceso de implementación de las políticas que nos tengan como destinatarios directos o indirectos, dejando de lado el actual papel pasivo en que nos encontramos. Así entendido, el consejo de la juventud permitirá constituirse en un mecanismo efectivo de concentración, generación y circulación de información, tan necesaria a la hora de implementar las políticas públicas. El consejo de la juventud hará posible que nuestra participación en el proceso de desarrollo de políticas públicas esté dada desde la gestación de las mismas, con la activa participación de los jóvenes, desde las organizaciones juveniles concertadas, donde nuestro rol de consultor, ejecutor y contralor garantice el éxito de todo emprendimiento. La experiencia en consejos de juventud de otros estados, permite visualizar que el resultado de la participación en el consejo, será la implementación del ejercicio de la ciudadanía y conductas democráticas, de tolerancia y de respeto, y una más amplia visión del mundo. Ante una sociedad que induce permanentemente al consumo, y por el otro niega rotundamente el acceso a los bienes indispensables para la vida de las personas, como la alimentación, la educación y el empleo, es claro que estructuras con las características de un consejo de la juventud permite paliar y superar las contradicciones y la frustración, brindando herramientas para la acción y se constituye en un verdadero centro de contención de los jóvenes. SOBRE EL PLURALISMO, LA PARTICIPACIÓN Y LA INCLUSIÓN. Un consejo de juventud no puede ser un ámbito donde se recreen los vicios de las estructuras partidarias. Y esto es importante a la hora de definir los mecanismos y condiciones para la participación o no del consejo, como ejemplo podría pensarse en la fijación de una cantidad mínima de miembros asociados o afiliados para participar plenamente del consejo, medida que juzgo de excluyente. Yo al principio creía necesario este tipo de condicionamientos, pero con el tiempo y la relación con distintas agrupaciones de jóvenes me di cuenta de que lo que se dice que está en crisis es justamente esa forma de representación, donde la representatividad estaría dada por el tamaño de la estructura, hoy difícilmente sostenible, y ante esa crisis lo que surge es precisamente una serie muy importante de emprendimientos asociativos donde lo importante y efectivo socialmente es el desarrollo y ejecución de acciones puntuales, que si bien individualmente no repercuten masivamente en la sociedad, en conjunto, representan un movimiento de ideas muy, muy grande; donde el trabajo en red y la suma de acciones locales genera importantísimos resultados. La realidad muestra que las personas se alejan cada día más de las organizaciones tradicionales. Surgen, entonces, agrupaciones de jóvenes, reducidos grupos, en los que sus integrantes están unidos por un interés muy puntual. Sin ir más lejos, por ejemplo, hoy por hoy un fan club desarrolla un sinnúmero de actividades culturales y recreativas importantes, y por ello no pueden ser excluidos del consejo, Sin embargo por el bajo grado de organicidad y forma de integración -prácticamente no hay requisitos- choca contra muchas condiciones que a priori podrían intentar justificarse como tendientes a garantizar la representatividad y la real participación. Un Consejo de la Juventud si nace con limitaciones de este tipo, podría convertirse en un buró exclusivo de las grandes y pesadas organizaciones tradicionales, con acceso a recursos y financiamiento, y de los aparatos partidarios. Creo necesario darnos el lujo de pensar en grande, experiencias como la mesa de concertación juvenil demuestran que la convivencia interasociativa es posible entre grandes asociaciones y pequeños grupos juveniles. Porque los jóvenes, la exclusión ya la sufrimos bastante en todos los demás ámbitos, es que el consejo debe tender al máximo a la integración de la mayor diversidad de intereses y expresiones juveniles de la ciudad. Precisamente el otro día, leía una carta pastoral del Obispo de San Isidro, Jorge Casaretto, titulada “el desafío de la exclusión” decía: “hablar de exclusión es hablar de necesidades insatisfechas, pero además se está señalando el porqué de esa insatisfacción: el haberse quedado afuera... pero no únicamente se quedaron en la periferia de las ciudades, sino que quedaron en la periferia de los derechos y posibilidades de insertarse dignamente en la sociedad. Y esta es la gran misión, a mi parecer, del consejo de la juventud de la ciudad de Buenos Aires, el de generar conciencia en los derechos, el de brindar herramientas de superación personal y colectiva, el de incluir. Y no hay mejor modo de incluir a los jóvenes que la acción conjunta y consensuada entre la administración y las organizaciones de jóvenes. Para finalizar, cuando pensaba lo que quería decir hoy acá me dije que quería ser sincero conmigo mismo, con el joven que hace varios años viene acompañando a muchos otros, intentando, que se nos vea y que se nos escuche. Porque se sabe que todo pasa, y quedan las personas, con su propia historia, con sus deseos y sueños a cuestas. Porque... habrá divergencias en cuanto estructura, y algunas cuestiones referidas al funcionamiento, pero lo que no puede haber es diferencias en cuanto a la voluntad de hacer del consejo de la juventud de la ciudad de buenos aires un espacio de relacionamiento, intercambio, discusión de problemáticas, generación de diagnósticos y ejecución de acciones efectivas, todo esto tendiendo a incidir en la realidad y transformarla, darle un sesgo más incluyente, participativo y tolerante, entendiendo que lo que me diferencia del otro es precisamente lo que puede lograr que la vida cotidiana de algún joven (la de él, la mía o la de otro) sea menos dura y menos angustiante cada día. Damián Profeta 1999. « return. |