by Cristina Oliva Serrano
Published on: Mar 29, 2008
Topic:
Type: Interviews

La música abre puertas, expresa, crea, une, conmueve, inspira, motiva y es así como hace ya mas de tres años y medio que un grupo de jóvenes egresados del Conservatorio Regional “Carlos Valderrama” de la ciudad de Trujillo - Perú; crea sinfonías conjugando la música y la vida, haciendo de estas dos un arpegio.

La realidad infantil en Perú atraviesa una etapa crítica, una gran proporción de los niños enfrenta una situación caracterizada por la baja calidad de vida, escasez de oportunidades falta de acceso a los servicios básicos y pobreza.

Estos niños no sólo ven vulnerados sus derechos fundamentales, sino que además, en la mayoría de los casos, están destinados a repetir el ciclo de la pobreza en generaciones futuras. La conciencia social motivó a 4 jóvenes que en sus inicios y como estrategia de cambio organizaron talleres dirigidos a niños que tengan el deseo de aprender a tocar flauta, alejándolos así de los peligros de las calles, la acogida fue inesperada, de pronto se vieron rodeados de mas de un centenar de niños y comenzaron su ardua labor: hacer crecer esperanza en sus corazones; es así que nació la orquesta de cámara llamada “La Orquesta de Barro” y con ella la asociación ARPEGIO.

“Iniciar este proyecto y ahora estar aquí, viéndolo crecer y dar frutos no solo en calidad musical sino en la óptima inserción de nuestros niños a la sociedad, es un regalo que no esperé recibir, el voluntariado se convirtió de pronto en el sendero necesario para nuestro paso, fue motor inicial y ahora es fin común, ser voluntario es crear sin importar la adversidad, es mi manera de vivir”, afirma Joe Rodríguez Gonzáles, profesor de la Orquesta de barro, y promotor de la asociación, y es que a través de las clases tanto teóricas como practicas, han sabido romper barreras en diferentes contextos hasta llegar a tocar el corazón de los alumnos, muchas veces sin predisposición al desarrollo, con profundo resentimiento social, con presencia clara de marginación y baja autoestima y han logrado de esta manera trascender y comprender que no solo hace falta tener sueños sino ir por ellos.

Arpegio tiene como finalidad la implementación de programas de desarrollo tanto artísticos como culturales que consideren mecanismos participativos y de equidad de género buscando de esta manera involucrar a distintos actores locales en las diversas iniciativas ciudadanas de arte y cultura en el marco de procesos de desarrollo local concertado, así como propiciar los procesos de desarrollo integral del ser humano además de resaltar la importancia del impacto social a través de iniciativas que comprometan a la juventud y esta a su vez coaccione formando bases estratégicas para el cambio en estilos de vida por parte de los niños y niñas menos favorecidos económicamente.

El voluntariado se hace presente de muchas maneras, desde el dictado de clases hasta la parte organizacional y logística, por lo que Arpegio cuenta con voluntarios en diferentes áreas como las de desarrollo personal y ayuda psicológica hasta la de impacto social y escuela de padres, y es que cuando se trata de ayudar manos sobran, agrega “el querido profesor” (así llamado por los alumnos de la orquesta), de esta manera se ha logrado implementar la “orquesta de barro” integrada principalmente por alumnos de escasos recursos y barrios urbano marginales desde la primera etapa del proyecto que fue implementada en el distrito de “El Porvenir” – Trujillo, hasta la mas recientemente implementada en el departamento de Piura asimismo se pudo mediante un convenio recibir a voluntarios alemanes que cada año llegan con ganas de crear momentos y ser participes de ellos. El tiempo y la dedicación con que estos jóvenes voluntarios dictan las clases fue reconocido cuando ganaron el premio “Integración Y solidaridad” 2007, otorgado por Radio Programas del Perú, a la mejor iniciativa en voluntariado y perspectiva social a nivel nacional y es así que semana a semana una sala vacía se convierte en el claustro donde mas de cien niños llegan a tener contacto consigo mismos, alejados por un momento de entornos hostiles y realidades duras, pero palpables.

“La sonrisa de las y los niños, el fortalecimiento de su autoestima a través de notas, melodías y sinfonías es la esencia del porque estamos aquí” agrega el profesor mientras se dibuja una sonrisa en su rostro, como resultado del empeño y de la perseverancia impuestas, poder ser partícipes del cambio lleva a estos voluntarios a seguir en su dedicada tarea, ahora con nuevos retos, como el de implementar un coro y seguir creciendo, no solo en numero sino en corazón.

“El voluntariado es mas que una simple palabra y tenemos ejemplos realmente asombrosos, el voluntariado en si es entrega, es dedicación, es sentir la necesidad de proyectarse y sembrar”, concluye este joven mentor, está seguro de que los pasos dados los llevaran a ser la semilla que hará brotar el real compromiso entre jóvenes, motivándoles a unirse a esta gran familia del voluntariado, para que juntos formen día tras día un único acorde: la sonrisa de las y los niños.

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