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Es por este motivo que los jóvenes no sólo deben asumir un rol protagónico, sino además, tiene que ser críticos de sus propias estructuras de participación. Este es el perfil de joven que hay que alentar e impulsar para no quedar atrapados en falsas propuestas y guiños de cambios.
Como se ha reconocido ampliamente, la participación juvenil es una fuente de crecimiento del capital social, ya que se entiende que acciones tempranas en tareas prosociales conducen en el futuro a un mayor involucramiento y sensibilidad con lo socio-comunitario. Aunque vale decir, la participación por sí sola adolece de significación si no es acompañada por una actitud crítica y propositiva. También carece de sentido si ella se hace aisladamente y no interviene en un proceso mayor de gestión coordinada con otros. Vemos así, como se vuelve necesario para la construcción del proyecto social, el hecho de resignificar los patrones de participación juvenil, fortaleciéndolos desde las mismas bases de lo social.
Breve reporte de algunas iniciativas
Se ha reconocido que las organizaciones e instituciones altamente estructuradas están haciendo obstáculo a un ejercicio de la gestión y la gobernabilidad democrática que permitan generar espacios de creatividad e innovación requeridas. Tanto es así, que los viejos esquemas de referencias se han vuelto obsoletos no sólo para explicar los acontecimientos y procesos de nuestra contemporaneidad, sino además, están inhibiendo e impidiendo la construcción de nuevas pautas de gestión y organización.
A pesar de la resistencia de las viejas estructuras, favorablemente nuevas formas de organización y gestión se están generando para enfocar y dar respuestas a las necesidades sociales. Esta acción, se genera a partir de un modelo distinto al que estábamos acostumbrados, con lo cual, todavía es mucho el trabajo por realizar para llegar a una consolidación de es tipo de gestión y organización. Así todo, vale destacar el incipiente crecimiento de este nuevo tipo de gestión que están llevando adelante los jóvenes de la región, tanto desde el involucramiento gubernamental como desde la sociedad civil.
En la mayoría de los países latinoamericanos existe más de una institución gubernamental -nacional, provincial o municipal- que centra su actividad en las actividades juveniles. Generalmente estas instituciones son las encargadas de elaborar y definir las políticas relacionadas con el ámbito juvenil. En algunos casos, la participación de los jóvenes tiene una fuerte repercusión en la definición de los programas o proyectos juveniles, mientras que en otros, es menos protagónica.
En Argentina es valioso destacar el Programa de Voluntariado Universitario, implementado por el Ministerio de Educación. En la convocatoria 2007-2008 se presentaron más de mil propuestas, de las cuales se evaluaron positivamente para ser subsidiados 422 proyectos de todo el país. En Chile existe el Programa de Fomento al Voluntariado, gestionado articuladamente por la División de Organizaciones Sociales del gobierno y la Red Voluntarios de Chile. La concepción de este programa surgió de la necesidad de fortalecer la cooperación entre la sociedad civil y el Estado.
En Colombia desde el año 2000 se desarrolla el Programa Presidencial Colombia Joven, que tiene a su cargo la definición de las políticas juveniles y se asume con el órgano coordinador de diversas acciones y gestiones relacionadas con la juventud en ese país. También es importante mencionar las diversas labores desarrolladas por los institutos y direcciones nacionales de la juventud en diversos países como Argentina, Chile o Uruguay.
En general, en los últimos años, la elaboración y puesta en práctica de diversos proyectos y programas de voluntariado juvenil han crecido sustancialmente. Decididamente esto es un signo positivo a la hora de pensar la función del Estado en la elaboración y el desarrollo de políticas sociales orientadas al involucramiento y participación ciudadana.
Al margen de las acciones gubernamentales o ministeriales, sin lugar a dudas, el desarrollo y el crecimiento de las iniciativas proyectadas desde la sociedad civil son mucho más contundentes y desbordan en cantidad y la calidad las iniciativas oficiales. De alguna manera, esto es un indicador social de la importancia que los jóvenes y la ciudadanía en general le atribuyen a las acciones de voluntariado, solidaridad y cooperación. En este sentido, puede decirse que las acciones y gestiones concretadas por diversos grupos, redes, ONGs o asociaciones juveniles han tenido un importante impacto en el medio social en el que se desarrollaron o aún se desarrollan y, además, están incidiendo en el fundamento político y gubernamental de los programas de voluntario juvenil.
Entre muchas de las cosas que se están realizando desde la participación juvenil latinoamericana, pueden mencionarse las siguientes: organizaciones que favorecen el cuidado del medio ambiente; la promoción de los derechos humanos, la igualdad de género, la paz y la no violencia; el fomento de la democracia y la participación social; el compromiso con el objetivo del milenio de reducir la pobreza y el hambre; la revalorización de los pueblos originarios y la diversidad cultural; el cuidado y la promoción de la salud, el VHI y el embarazo adolescente, acciones de alfabetización y recuperación escolar, entre un motón de otras cosas más.
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Writer Profile
Miguel Gallegos
Soy Miguel Gallegos de Rosario, Argentina. Soy psicólogo y trabajo como docente e investigador. Me interesa la historia, la memoria y los DDHH, entre otras cosas.
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