by Solange Márquez | |
Published on: May 3, 2007 | |
Topic: | |
Type: Opinions | |
https://www.tigweb.org/express/panorama/article.html?ContentID=13097 | |
En mayo de 2006 el primer ministro de Israel, Ariel Sharon, anunció un plan para la “descolonización” de la Franja de Gaza. En junio, Sharon obtuvo un voto mayoritario dentro de su gabinete para este plan. Desde que la Franja de Gaza y Cisjordania fueron ocupadas por los israelíes en 1967 y a pesar de la existencia de líneas fronterizas trazadas por las Naciones Unidas, Israel, año tras año ha ido ocupando cada vez más territorio, al grado de tener, para el año 2003, una población de más de 250 mil judíos asentados en territorio palestino. No es que Ariel Sharon, emanado de un gobierno radical derechista, haya cambiado de opinión y ahora decida optar por la vía de la paz y la desocupación. Detrás de lo que podrían parecer buenas intenciones y los primeros pasos para lograr una verdadera paz entre palestinos e israelíes se esconden otros intereses, no solamente de Israel sino también de Estados Unidos y George Bush. Las elecciones de Estados Unidos no están tan alejadas de Medio Oriente. El Plan de Retirada Unilateral es visto desde diferentes posturas internacionales, su intención, según lo declarado por el gobierno de Sharon, es “evitar el estancamiento en que se encuentran las negociaciones de paz y actuar, independientemente del lado palestino”. Se retirarán todos los asentamientos judíos de la Franja de Gaza, pero las zonas de Judea y Samaria seguirán formando parte de Israel, y dentro de éstas continuarán los asentamientos, así como las zonas de seguridad. El fin de todo esto es evitar lo mayor posible el contacto con la población palestina y, a decir del gobierno de Sharon “mejorar las condiciones económicas del pueblo palestino en la zona” así como “otorgarles” la oportunidad de vivir sin violencia” dado que el Plan “deja sin efecto” las quejas de los palestinos sobre la ocupación de Israel así como la responsabilidad de éste último sobre el pueblo palestino. Así, para Israel, ésta medida unilateral es una muestra de buena voluntad y espera que Palestina pronto “demuestre” su disposición a desarmar su estructura de terror y realizar las reformas que fueron pactadas según el Mapa de Ruta. Pero, si Israel realmente tuviera la intención de lograr la paz, comenzaría por cumplir uno de los primeros puntos del Mapa de Ruta que, pese a sus múltiples deficiencias, aún puede servir de instrumento para dar los primeros pasos hacia la paz real para ambos pueblos. La completa desocupación de los territorios ocupados por Israel a partir de 1967 tanto en la Franja de Gaza como en Cisjordania y un pacto justo sobre Jerusalén serían una verdadera muestra de interés por lograr la paz. El Mapa de Ruta exige que Palestina ponga fin al terror y a la violencia, pero nada se exige sobre el cese del terrorismo de Estado que ejerce Israel sobre Palestina... pero esa es otra historia. El punto nodal del Plan de Retirada de Sharon pretende convencer a la comunidad internacional de su interés “incondicional” en lograr la paz y demostrar que sus acciones de terror contra el pueblo palestino están justificadas con tal de proteger la seguridad de su territorio, pero escarbando un poco más dentro del Plan es posible notar que Israel no piensa, a pesar del supuesto retiro de Gaza tanto de civiles como de militares, dejar la seguridad en manos palestinas, e inclusive menciona que existirá una fuerza militar “en el perímetro de la región” con el fin de “dar continuidad territorial a Palestina”, comprometiéndose Israel a mejorar el transporte para los palestinos. Israel también se reserva el espacio aéreo de Gaza y continuará con sus actividades militares dentro del espacio marítimo del territorio. Se establece la obligación de desmilitarizar Gaza, pero Israel se reserva el derecho a la “autodefensa”, lo cual hará de Gaza un pequeño “Geto” en donde los únicos facultados para “autodefenderse” serán los israelíes, no así los palestinos frente a las enormes arbitrariedades que a diario comete el gobierno de Sharon. Otro punto que demuestra la intención de Israel es el siguiente: “A largo plazo, y acorde al interés israelí de alentar a favor de una mayor independencia económica Palestina, Israel aspira a reducir el número de trabajadores palestinos que ingresan a territorio israelí...” El muro de Separación aspira también a disminuir el número de palestinos en territorio israelí. La política etno-racial del gobierno de Sharon está claramente reflejada en este punto que trata de hacer creer que existe una intención de ayudar a los palestinos cuando lo único que se quiere buscar es su extinción. El propio plan establece condiciones para llevar a cabo algunas de las acciones, entre ellas, la intención Israelí de recibir el beneplácito internacional a su plan y el reconocimiento de éste como una muestra de interés por la paz. El Plan tiene fallas abismales, dobles intenciones y la búsqueda de la creencia en el público internacional y, especialmente, del estadounidense, de que existen pasos verdaderos hacia la paz, sobre todo estando a solo unos meses de las elecciones presidenciales en Estados Unidos y encontrándose Bush abajo en las encuestas debido a la mala conducción de la política económica, los fracasos en la lucha contra el terrorismo para capturar a Bin Laden y la pésima situación en la que se ha dejado a Irak. Lo anterior coloca al gobierno de Bush en serios aprietos haciéndose necesario el apoyo de Israel para dar al menos una buena noticia sobre paz en un mundo tan convulsionado. Noticia que por supuesto solo tiene ciertas cosas de verdadero. La paz en el medio oriente solamente será posible cuando Israel la considere necesaria, cuando Palestina tenga un líder que verdaderamente represente al pueblo palestino y hable por él y cuando se logre, no la separación, sino la convivencia pacífica entre los dos pueblos. « return. |