by Solange Márquez
Published on: Apr 1, 2007
Topic:
Type: Opinions

Era junio de 1990, en un acto sin precedentes se firmaba en el Museo de Antropología e Historia de la Ciudad de México un documento que esperaba cambiar completamente el curso del desarrollo del Estado de Nayarit. Era un convenio entre la Sociedad Cousteau, el Centro de Humedales de la Universidad de Florida y el Gobierno del Estado de Nayarit. El convenio fue denominado Plan Maestro para el Desarrollo Turístico Ecológico de las Costas del Estado de Nayarit.

Con este acuerdo Nayarit se preparaba para entrar en la corta lista de modelos de desarrollo sustentable. El Plan Maestro permitiría al Estado encontrar modelos de desarrollo turístico acordes con el medio ambiente. Celso Delgado, en ese entonces Gobernador de la Entidad aseguraba “en Bahía de Banderas vamos a construir un mega proyecto turístico donde la consideración más importante es la ecología”

En plática con Rubén Arvizu, Director para América Latina y el Caribe de la Sociedad Cousteau en la década de los 90, rememora: “La ceremonia, atrajo la presencia de autoridades e intelectuales mexicanos, así como los jefes de tribus coras y huicholes, parte de los habitantes indígenas de las zonas estudiadas por el Plan Maestro. El acta fue firmada en forma simbólica por el Licenciado Miguel Alemán Velasco, el historiador Gutiérrez Tibón, el escritor Homero Aridjis, presidente de la organización ambientalista “Grupo de los 100”, y Julio Galicia, jefe cora”

En aquel entonces Cruz de Huanacaxtle era un pequeño poblado de pescadores, con un casi nulo desarrollo turístico, se decía que prácticamente intocado. En contraste Puerto Vallarta ya había comenzado a resentir los daños ecológicos ocasionados por muchos años de crecimiento desmedido, de un desarrollo turístico sin medida. En ese entonces las cosas eran diferentes y un futuro promisorio se dibujaba.

Esto continuó hasta que se impuso la moratoria de construcción, especialmente de hoteles, por parte del Gobierno Local. Un proceso cuyo paso siguiente fue la propuesta del Plan Maestro.

En ese entonces, recuerda Rubén “Nayarit siguió conservando un tesoro que día a día es más raro y preciado. Costas con nula o casi nula contaminación y entornos en los cuales la vida humana, animal y vegetal coexistían en forma aceptablemente armónica. Sitios verdaderamente paradisíacos como el histórico puerto de San Blas, los manglares de La Tobara, y las bellísimas playas de Matanchén, Playa de Corchos, Rincón de Guayabitos, la Cruz de Huanacaxtle, Bucerías, Punta Mita y Sayulita ofrecían un notorio contraste con el vecino desarrollo de Puerto Vallarta”

El proyecto planeaba evitar la construcción de hoteles más altos que las palmeras, la prohibición total y permanente de la destrucción de los manglares y un límite estricto en las habitaciones de hotel que no podría exceder los 3,000, todo con el fin de mantener el equilibrio ecológico del área. Se contemplaba que los hoteles reciclaran su propia agua a través de sistemas de irrigación para evitar la descarga de aguas negras, así como la obligación de proveer de servicios (vivienda, escuelas y servicios de salud) a sus trabajadores.

Asimismo, se les exigiría a los inversionistas y desarrolladores turísticos sus antecedentes de trabajo en otros centros turísticos con el fin de conocer si realmente estarían dispuestos a seguir las reglas impuestas por el gobierno.

Arvizu explica “Durante más de dos años el grupo Cousteau, en conjunto con una enorme variedad de técnicos y científicos mexicanos trabajamos estrechamente buscando evaluaciones y soluciones a los problemas inherentes al desarrollo turístico. Muchos de estos estudios se basaron en la ‘emergía’, metodología establecida por el mundialmente famoso biólogo marino, Dr. H.T. Odum”

“En forma muy sucinta, la emergía se basa en lo siguiente: todos los sistemas vivientes dependen de energía de una u otra forma para su supervivencia, para la producción, mantenimiento, organización y crecimiento. Por lo tanto, es razonable el uso de energía como el común denominador para los estudios que buscan la integración de los sistemas del hombre y la naturaleza en un solo sistema.

“En las áreas costeras, los procesos naturales como la irradiación solar, las mareas y los flujos químicos de nutrientes y contaminantes acarreados por las fuentes de aguas dulces determinan la continuidad de la vida. Esto deja de ocurrir cuando la mano del hombre trastorna esos delicados balances con destrucciones de manglares, zonas de humedales, descargas de aguas negras sin tratamiento, hacinamiento humano y en general una perturbación profunda en el medio ambiente”

Hoy Rubén recuerda con tristeza todos los esfuerzos realizados, los estudios, las campañas, las visitas, todo el esfuerzo y la esperanza puesta en un proyecto tan prometedor que a los ojos de cualquiera ya no podía tener marcha atrás.

Estos trabajos únicos, en los que por primera y última vez el grupo Cousteau asesoró un proyecto de tal magnitud, recibió una enorme atención de parte de los medios internacionales y nacionales. Desgraciadamente, para la continuidad y seguimiento de resoluciones tan positivas se requiere de voluntad política.

En México cada seis años hay elecciones, y un nuevo gobierno toma el poder y se decide “reinventar” el Estado. Para 1992 los dos biólogos nayaritas que habían recibido un doctorado en Ecotecnia en el Centro para los Humedales de la Universidad de Florida, estaban listos para continuar con el Plan Maestro.

Pero para esos momentos una nueva elección estaba en puerta. El periodo del Gobierno Estatal concluía en 1993 y con éste concluía también el Plan Maestro de Desarrollo Turístico Ecológico de las Costas del Estado de Nayarit 1992. Todo el plan, fue dejado de lado. Archivado tal vez entre los papeles viejos, si no es que someramente arrojado a la basura.

Hoy, las noticias parecen inquietantes. Para quien conoce la historia y lo que sucedió desde 1993 al desechar el Plan Maestro asesorado y avalado por la Sociedad Cousteau, lo que hoy ocurre en la zona de Bahía de Banderas no es una sorpresa. No debe asombrarnos pues que la pequeña playa de Cruz de Huanacaxtle se haya encontrado y se encuentre en la lista de las 5 playas más contaminadas. Reportada como “con muy altos niveles de contaminación” en 2004, 2005 y 2006, ese pueblo de Nayarit ya no es la aldea casi virgen que Rubén, Jean-Michel y Jacques Cousteau conocieron.

A pesar de las evidentes muestras de contaminación y destrucción que presenta Bahía de Banderas, ni el gobierno federal ni los gobiernos de Nayarit y Jalisco parecen preocuparse por su conservación. Por el contrario. En enero de este 2007 se anunció la entrega de nuevos recursos para el Plan Maestro de Desarrollo Urbano y Turístico de Bahía de Banderas. Plan con un enfoque netamente economicista y que es exactamente lo opuesto al Plan trazado por la Sociedad Cousteau en la década de los 90.

El Plan Maestro de Desarrollo Urbano y Turístico de Bahía de Banderas pretende incrementar de 27 mil a 53 mil cuartos, cuando lo sugerido por Cousteau no superaba los 3 mil. Se buscará incrementar la afluencia de visitantes de 2,6 a 6 millones de visitantes, así como triplicar la población al pasar de 253 mil a 670 mil habitantes, un verdadero despropósito para una zona que debería estar siendo protegida y conservada por la enorme riqueza natural que posee.

Contrario a toda lógica, el gobierno federal, a través de la Secretaría de Turismo pretende invertir más de 480 millones de dólares en la zona, monto con el cual se agregarían más de mil doscientas unidades turísticas (entre hoteles, bares, centros turísticos y restaurantes) y más de 380 espacios de atraque.

Concluye Rubén, “Cuando desestimamos la importancia del papel de la naturaleza en la economía humana es cuando se presentan los conflictos entre distintos intereses y puntos de vista sobre el valor de los recursos naturales. Si nos hacemos la pregunta: ¿cuánto valen el sol, la lluvia, el viento, las olas, mareas, aguas limpias y poblaciones sanas y prósperas nativas en nuestra economía? La respuesta que demos ahora, tendrá un impacto positivo o negativo en nuestro presente y en el incierto futuro al que nuestro planeta se enfrenta”

El Capitán Jacques Cousteau tenía una filosofía muy acorde con estos tiempos que detalla en una entrevista que le realizó Scott Kraft para Los Angeles Times en 1995 “La mayoría de las causas de los problemas ambientales de hoy son económicas. Es el sistema económico que confunde precio y valor... Es por eso que estamos trabajando, para conformar una nueva filosofía de la ecología e implementarla por todos los medios”

Si el Plan Maestro ideado por Cousteau y muchos otros se hubiera aplicado hoy quince años después la historia sería distinta, el panorama sería otro más prometedor. Pero no fue así, quince años después la falta de voluntad, la falta de visión. Lo que falló fue que no contábamos con la desmedida ambición, la avaricia de unos pocos contra el destino de todos. Hoy Nayarit sólo es ejemplo de cómo NO deben hacerse las cosas. Tuvo en sus manos la oportunidad de transformar su futuro de manera radical pero no quiso hacerlo y ante nuestros ojos están las consecuencias... si seguimos por este camino ¿de qué estaremos hablando en otros quince años?


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