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El presente ensayo tiene por objeto reflexionar sobre un aspecto institucional de la ciudad en que vivo, y que me tiene por partícipe desde mi adolescencia hasta el día de hoy, en el que he puesto mucho tiempo, interés, emoción y sentimiento.
La Constitución de la Ciudad de Buenos Aires prevé la creación del Consejo de Juventud. Los Consejos de Juventud en el mundo tienen diversas formas y características, pero tienen como denominador común el ser un ámbito de intercambio y gestión conjunta de la juventud organizada, con vistas a la formulación y gestión de las políticas públicas, ya sea a nivel local, regional o nacional.
Desde la sociedad civil existe la Mesa de Concertación Juvenil. La Mesa de Concertación Juvenil –La Mesa- es la plataforma multisectorial de coordinación asociativa juvenil de la Ciudad de Buenos Aires. Nació el 17 de diciembre de 1996 y nuclea, desde entonces, a organizaciones juveniles, organizaciones sociales con áreas juveniles y juventudes de partidos políticos con asiento en la ciudad, como integrantes plenos y a organizaciones académicas y sociales abocadas a la juventud como miembros observadores.
A nivel nacional ya existía, desde 1993 –con antecedentes previos directos, que se retrotraen a 1985 “Año Internacional de la Juventud- la Mesa de Concertación Juvenil Argentina, que englobaba a organizaciones con representación nacional/regional y tenía por objetivo principal la promoción de la creación del Consejo Nacional de la Juventud, como un organismo plural y no gubernamental que actuase como contraparte del estado en la formulación y ejecución de políticas dirigidas al sector juvenil.
En 1996, organizaciones juveniles de la Ciudad de Bs. As. –muchas de ellas, con experiencia de trabajo desde o con la Mesa de Concertación Juvenil Argentina- vieron que la Estatuyente que promulgaría la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires era una buena oportunidad para trabajar articuladamente en pos de la inclusión de un articulado que reconociera a la juventud como un sujeto de políticas sociales y a la juventud organizada como un actor social que debía ser tenido en cuenta a la hora de formular políticas públicas.
Fruto de ese trabajo, fue el Artículo 40 de la mencionada Constitución, el cual establece que “La Ciudad garantiza a la juventud la igualdad real de oportunidades y el goce de sus derechos a través de acciones positivas que faciliten su integral inserción política y social y aseguren, mediante procedimientos directos y eficaces, su participación en las decisiones que afecten al conjunto social o a su sector. Promueve su acceso al empleo, vivienda, créditos y sistema de cobertura social. Crea en el ámbito del Poder Ejecutivo y en las Comunas, áreas de gestión de políticas juveniles y asegura la integración de los jóvenes. Promueve la creación y facilita el funcionamiento del Consejo de la Juventud, de carácter consultivo, honorario, plural e independiente de los poderes públicos.”.Luego de la sanción de la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires, las organizaciones que participaron de las reuniones en la Estatuyente, siguieron encontrándose y hacia finales del año decidieron nucleares y fundar la Mesa de Concertación Juvenil de la Ciudad de Buenos Aires, como un espacio de trabajo para generar las bases políticas y sociales necesarias para la creación del Consejo de la Juventud de la Ciudad, y promover la participación de la juventud en la discusión de los temas que los afectan.
La Mesa va por su séptimo año de existencia, en los cuales ha pasado por momentos de mayor y menor actividad, de mayor y menor participación de organizaciones y grupos juveniles en su seno, de mayor y menor –y mejor y peor- relación con el Estado local –tanto Poder Ejecutivo como Legislativo-, e incluso de cuestionamiento y redefinición de sus objetivos, sin embargo, más allá de la coyuntura favorable o adversa, siempre se mantuvo viva y comprometida con la concertación, con la interacción entre organizaciones diversas, con el desarrollo de la juventud en la Ciudad y con la creación del Consejo de la Juventud.
En este punto, corresponde preguntarse por qué a siete años de la sanción de la Constitución de la Ciudad aún no se ha sancionado la Ley del Consejo de la Juventud que dicha “Carta Magna Local” estipula, por el que La Mesa nació y trabaja desde entonces y para cuya creación, los legisladores locales han presentado más de una decena de proyectos de Ley –de características muy disímiles entre ellos, tanto funcional como conceptualmente-.
Una primera respuesta estaría dada por el permanente estado de “crisis” por el que ha estado pasando los últimos años la Argentina, que desviaron la atención a lo exclusivamente “urgente”.
Otra respuesta posible tiene fundamentos más locales y dice que aún no han podido crearse –entiéndase: no ha habido el suficiente consenso político- otras instituciones establecidas por la Constitución que tendrían un carácter de “mayor importancia” para la población en su conjunto, tal como la mentada “Ley de Comunas”, que supondrá la definición de la división políticoadministrativa de la Ciudad.A nivel de consensos políticos en la Legislatura –nunca pasó del tratamiento en Comisión- en torno al Consejo de la Juventud, los “cuellos de botella” que posponen su tratamiento en sesión, siempre han sido los referidos a la definición de la representatividad, los alcances de su carácter “consultivo, honorario e independiente de los poderes públicos” y las características de su funcionamiento y administración. En estos temas se oponen proyectos que proponen estructuras claramente gobernadas por el Estado, hasta estructuras que manifiestan un total desconocimiento acerca de la participación juvenil, reduciendo su expresión a las agrupaciones estudiantiles y político partidarias. Asimismo se ha observado cierta “ciclotimia” de parte de las juventudes de los partidos políticos que dentro de “La Mesa” se comportaban de una manera, y a la hora de definirse frente al legislador, terminaban repitiendo la lógica de la ventaja política mezquina que pone énfasis en anular al “enemigo”, trabando todo el debate, más que en la lógica de la concertación y la unidad en la diversidad que prima dentro de La Mesa –sin negar, con esto que en La Mesa no se generen “roscas” y mezquindades típicas de lo peor de la cultura política argentina, sino queriendo decir que fuera de la multisectorial estos mecanismos se desatan más visiblemente-
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Damian Profeta
Damián Profeta. Argentino. Contradictorio. Pesimista sin darse por vencido. Desordenado. Ingenuo. Tímido, reflexivo y silencioso. Torpe. Entre su gusto por la política y su necesidad de poesía. Un buscador.
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